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LeEco está atravesando una crisis económica considerable

Desaparecer totalmente durante una cantidad crítica de meses y perder presencia y presión en un mercado tan arremolinado y camaleónico como el de las telecomunicaciones no es algo que uno pueda hacer a sus anchas y salirse con las suya. Las consecuencias de la repentina desaparición de LeEco están comenzando a verse en sus sucursales en Norteamérica.

Si un gigante como Huawei desembarcó sin pena ni gloria en Estados Unidos, poco queda para un inexperimentado y no tan grande LeEco. La empresa que cuyo lugar de prodigio fue robado por Xiaomi, procedió sin ton ni son a instalarse en Estados Unidos y perseguir sus sueños de hacer un nombre y conquistar al mercado de mediana y baja gama. Tristemente, hoy en día, nada está más lejos de eso para LeEco.

Los empleados de las sedes de LeEco en Estados Unidos han reportado con sus jefes en China que las circunstancias laborales van de mal en peor. El prospecto de éxito que se les prometió a los empleados chinos de las sucursales estadounidenses se pinchó y la situación ha alcanzado tal magnitud que el abono de sueldos para empleados se ha postergado cuatro días.

Es cierto, cuatro días no es una diferencia sustancial salvo casos excepcionales y eventualidades infortunadas, pero aunque los empleados no puedan reportar la gravedad de esa situación en relación con su economía personal, habla a los gritos del grado de irresponsabilidad al que se ve obligada a incurrir LeEco en función de sus flojos balances económicos.

Por los pasillos de estas sucursales se comenta que la empresa podría abandonar por tiempo indefinido aquellos páramos. Las implicancias son claras: desempleados muy capacitados por doquier. LeEco no pareciera admitir su derrota, pues planea lanzar el 11 de abril un nuevo smartphone por aquellos pagos: LeEco Le Max 3.

Y a pesar de ser uno de los lanzamientos más importantes del año para la empresa china, los aires ominosos reptan desde el horizonte hacia Estados Unidos como cliché hollywoodense y circunda los edificios de LeEco como nubes de tormenta de caricaturas.

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